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Sep

2023

Artículo de opinión

¿La nueva polis? El transporte terrestre en el Perú

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En Piura el problema de transporte puede sugerir utilizar a las vías como canales de evacuación de lluvias debido a la presencia de “El Niño”, mientras que, en Arequipa esta filosofía de diseño puede que no sea necesaria.

Por Germán Gallardo. 18 septiembre, 2023. Publicado en El Peruano, el 9 de setiembre de 2023.

En su libro Peruanidad el sabio peruano Víctor Andrés Belaunde menciona que el Perú es un país rico por su gran diversidad y los diferentes pisos ecológicos, producto de la cordillera andina; al mismo tiempo, el territorio está disgregado y separado por esta cordillera. Hace falta, entonces, un gran esfuerzo para unirlo y comunicarlo, para que no haya regiones olvidadas. En este sentido, el transporte es esencial para el desarrollo de los pueblos, pues sirve para llevar medicinas, profesores, equipos, herramientas y tecnología y mucho más, sobre todo, al interior del país.

En el Perú, existen tres fuerzas dominantes que determinan grandes influencias sobre nuestro territorio, y, en particular, sobre nuestro sistema de transporte.

La primera es, como dice Belaunde, la geografía marcada por la presencia de la cordillera andina. Construir carreteras que crucen esta barrera (que puede llegar a los 6000 metros de altura en algunas zonas) es un verdadero reto para la ingeniería de transportes. Además, se debe considerar que, la problemática de una región no es la misma que existe en otra. Por ejemplo, en Piura el problema de transporte puede sugerir utilizar a las vías como canales de evacuación de lluvias debido a la presencia de “El Niño”, mientras que, en Arequipa esta filosofía de diseño puede que no sea necesaria.

La segunda es, siguiendo a Belaunde, la existencia de una diversidad de culturas. El comportamiento del transportista en las regiones de la costa es diferente a aquellos de la sierra. La cultura de cada región juega un papel importante en el comportamiento de los peatones y transportistas, lo que tiene un impacto directo en la gobernanza del sector.

Y, la tercera, la menciona Axel Meisen, estudioso de la Prospectiva del Perú, es el gran dominio de la capital, Lima. La problemática de metros, trenes, sistema integrado del transporte, vías expresas y volumen de usuarios de Lima es totalmente diferente a la de cualquier región del Perú. Lima merece una atención altamente especializada en la que la tecnología del transporte inteligente, por ejemplo, es muy necesaria.

Podemos concluir diciendo que, es fundamental que las universidades del Perú estudien la problemática específica de sus regiones y desarrollen programas de investigación para hallar soluciones a la medida, evitando copiar lo que se hace en Lima o en el exterior.

Mas aún, debe entenderse que el transporte es “dinámico” pues su población lo es. Por ejemplo, la problemática del transporte en Piura de 1990 no es la misma de Piura en el 2023; es decir, en una misma región el transporte ha cambiado, debido a que las ciudades están creciendo y aquellas que eran pequeñas ahora son medianas u han aparecido nuevos fenómenos.

Existen, sin embargo, algunas características del transporte en el Perú que son similares o genéricas en todas las regiones. Algunas de estas características son las siguientes:

Es inseguro e inhumano en todos sus modos. Es alarmante la alta tasa de accidentes; reducirla debería ser “política de estado”.
Necesita recuperar el sentido de autoridad policial y municipal. Es prioritario establecer un modelo de gobernanza que integre los diversos niveles de gobierno del sector.
Es informal en todos sus modos. Hacen falta ideas que animen al transportista ilegal e informal a formalizarse; y se requiere de una “profesionalización” de este sector.
Es mediocre, pues brinda un servicio de baja calidad; y los operadores, cobradores, usuarios y peatones tienen una deficiente educación vial. Esto impacta grandemente en los negocios y en la movilidad de personas y de cargas.
Es dinámico, con características cambiantes en el tiempo, como hemos dicho.
Tiene una infraestructura deficiente, vieja y “poco resiliente”, especialmente frente al “El Niño” y a los sismos.
Es poco amigable con la salud, con escasas ciclovías y falta de veredas. Estos modos son relevantes, después de la pandemia, y hay mayor demanda. Además, urge reducir el impacto de las emisiones del transporte en el medio ambiente.
Es ineficiente, pues la variabilidad de los tiempos de viaje es grande y porque la congestión y demora hacen que la gente gaste muchas horas en el transporte, lo que impacta en su calidad de vida.
Finalmente, el transporte necesita de inversión pública o privada con los adecuados candados legales que eviten los actos de corrupción o una desmedida ganancia de los concesionarios.

Hace falta un cambio de mindset que vea a la carretera como un corredor logístico que mejore la competitividad del país.

Este es un artículo de opinión. Las ideas y opiniones expresadas aquí son de responsabilidad del autor.

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